Los líquidos y la Salud BucoDental

La boca es uno de los mejores indicadores de nuestra salud ya que es una de las puertas fundamentales de entrada y control de microbios y bacterias. Su cuidado e higiene incidirá especialmente en que nuestros dientes y nuestro organismo en general se mantengan sanos.

Hemos hablado aquí en nuestras recomendaciones con anterioridad acerca de los alimentos, hoy nos detendremos a comentar cómo los líquidos pueden afectar a nuestra salud bucal.

La saliva es uno de los principales controles de entrada en nuestra boca, y aunque el 99% de su composición es agua, el 1% que resta son sustancias muy importantes para nuestra digestión. Por ello hay que vigilar su pH y medirlo para mantener su equilibrio, ya que la relación entre el pH de nuestra saliva con la salud dental y las caries está más que demostrada.

El agua

El agua es el líquido fundamental como todos sabemos. Su función en este caso es contribuir con su pH neutro a eliminar gran parte de las bacterias y sustancias acidificadoras que suelen dañar el esmalte de nuestros dientes. Por ello, los enjuagues con agua son siempre beneficiosos para nuestra dentadura.

Pero si el agua es nuestro líquido más preciado y el mejor remedio para estar siempre bien hidratados, existen otro tipo de líquidos que debemos tomar con precaución para evitar problemas posteriores.

Bebidas Isotónicas

Las bebidas isotónicas están pensadas básicamente para el deporte o esfuerzos superiores a los habituales que requieren de una ayuda extra para recuperarnos tras el mismo gracias a la concentración de azucares, sodio e ingredientes rehidratantes.

No son un refresco, ni son las más indicadas para refrescarnos ni hidratarnos en momentos de calor o cómo hábito para la vida diaria y mucho menos para los niños.

Su pH es muy bajo y tanto su contenido alto en azúcares como el ácido cítrico que contienen pueden, en caso de consumo de estas sustancias por encima de lo normal o cuando no son realmente necesarias, perjudicar nuestra salud en general y la dental en particular e incluso pueden dañar el esmalte dental y causar caries.

Para hidratarse en momentos de sed y en épocas de calor nada mejor que el agua fresca.

Refrescos y similares

Cuando ingerimos un refresco la saliva actúa neutralizando los ácidos ingeridos. Con moderación un refresco de vez en cuando no tiene porque suponer perjuicio alguno. Pero si abusamos de ellos, además de sus azúcares, su componente de ácido fosfórico (presentes incuso en las bebidas light) ataca el calcio de los dientes, especialmente el esmalte dental. El efecto de su toma descontrolada y el abuso es la desmineralización de los huesos y dientes, volviéndolos frágiles y vulnerables a las caries. 

Café y Té

Desmontando mitos. Tanto el café como el té natural pueden ser opciones de bebidas completamente saludables.

Sobretodo el café, ya que estudios recientes demuestran que es un gran vasodilatador que previene enfermedades como la diabetes y algunos tipos de cáncer, favorece la tensión arterial previniendo enfermedades coronarias o reduce las posibilidades de contraer Alzheimer o Parkinson. La trigonelina que posee es un potente anti-adhesivo que unido al ácido clorogénico y al nicotínico reducen las posibilidades de desarrollar caries.

En su contra, si abusamos de ellos, son secantes bucales, aumentan el estrés y son un factor de riesgo en la enfermedad periodontal y para las encías. Si además le agregamos azúcar aumentamos el riesgo de caries y manchan nuestros dientes.

Pero como en todo, el no abusar es la clave. Para que no se manchen nuestros dientes tomar un vaso de agua tras el café o té es similar a un enjuague bucal y evita ese tono marrón que dejan.

Además, cepillándonos correctamente conseguiremos no sólo que no se manchen nuestros dientes, obtendremos beneficios para nuestra salud bucal y general gracias a su acción anti-oxidante, anti-cancerígena y anti-bacteriana.

Vino tinto

El problema del vino tinto en este caso es originado por los taninos, sustancias que provocan sequedad en la boca y manchan nuestros dientes.

La solución, aparte de evitar los excesos, es fácil. No se deben cepillar los dientes justo después de tomarlo para evitar un efecto agresivo del cepillado que nos perjudique, es recomendable esperar un tiempo prudencial tras su toma. El vino tiene ventajas que no debemos desdeñar con el exceso en su ingesta.

Bebidas Alcohólicas

El caso de la bebidas alcohólicas es mucho más claro. Aparte de otros problemas para la salud que conlleva su abuso, provocan un perjuicio importante en nuestra salud bucodental, ya que el consumo habitual y excesivo desgasta los dientes, produce sequedad bucal y provoca halitosis (mal aliento).

La acidez y las grandes cantidades de azúcar de todas las bebidas alcohólicas (sobretodo en los combinados) inciden directamente en el pH de la boca y por tanto en el desgaste que produce en los dientes y la desmineralización de los mismos, pasando por teñirlos de amarillo o marrón y terminando con caries y erosión.

El mal aliento proviene por el aumento de la cantidad de bacterias en la boca a través del abuso en la ingesta alcohólica.

Incluso en casos de ingesta muy excesivas afecta la propia estética general de la boca.

Al igual que con el vino, nunca debemos cepillarnos los dientes justo después de ingerir cualquier tipo de bebida alcohólica, debemos dejar pasar un tiempo prudencial.

La mejor solución debe ser contundente, no abusar jamás de las bebidas alcohólicas.

Resumen final

Como resumen final, y una vez que sabemos cómo repercute cada líquido en nuestra salud, podemos concretar que, el agua es el único líquido que con su pH neutro no nos hace ningún tipo de daño, las bebidas diseñadas para determinados estados no deben usarse para la vida habitual y no abusar de la ingesta de líquidos potencialmente dañinos hará que nuestra salud bucal se mantenga en unos niveles aceptables.

Podemos tomar de todo, pero sin excesos y controlando nuestros niveles de higiene.

 

1 Response

Leave a Reply